14 junio, 2008

Sensaciones Encontradas

De nuevo esa sensación asfixiante por saber que algo enorme esta a punto de suceder... No es la primera vez que por mi cuerpo corre esta deliciosa sensación de adrenalina, un momento, ¿Las balas podemos sentir adrenalina?, bueno, que importa, así lo siento yo, como un calor que me recorre y calienta toda mi estructura de abajo a arriba, y de arriba hacia abajo, sentir de un momento a otro el maravilloso recorrido por el túnel negro y gozar del impulso que da el gatillo sobre mi, luego desgarrar rápidamente la piel y terminar por alojarme en algún lugar de su cuerpo.

Otra noche mas de discusiones acaloradas, ¡Cómo disfruto que este chamaco tenga tan baja autoestima! Me pone las cosas mas fácil, no necesito seducirlo, ya varios dias antes me saca de su cajón del buró a un lado de su cama, junto con la pistola robada, me hubiera gustado mas ser utilizada en alguna otra arma mas fina, pero bueno, el fin es lo que cuenta. Me toma entre sus dedos y me platica sus penas, me cuenta que tiene planeado suicidarse, dice que es la salida mas fácil a todos sus problemas; ¿Problemas? Me pregunto yo, ¿qué clase de problemas puede tener un chamaco baboso de 16 años?, dice que nadie lo comprende ja ja ja, aunque ya casi me convence cuando me contó que había embarazado a su novia y que no sabía que hacer porque el no queria ese bebé, no quería amarrarse con una sola persona, luego me contó que había pensado en matar a su novia, así se acababa ella y el bebé de un jalón, en ese momento sentí un escalofrío, una cosa era que el se hiciera el machito queriendo suicidarse y otra diferente asesinar a alguien, ¡a dos vidas al mismo tiempo! . Sentí su aliento muy cerca cuando se rió al contarme sus malévolos planes, supliqué porque me dejara de nuevo en el cajón y se olvidara de mi, toda esa sensación de querer salir por el cañón se vió nublada por una visión, una mirada de horror y sus manos en el vientre. No por favor, ¡No!.

Me toman sus dedos temblorosos y me coloca dentro del cilindro, prepara el arma y se la mete en la cintura, dentro del pantalón y por debajo de su camiseta, se pone sus tenis converse y sale de la habitación azotando la puerta. Llega con ella, a su casa, ella no lo quiere dejar pasar y escucho como forcejean hasta que están los dos adentro, ella le grita que se vaya y el saca el arma, desde donde estoy puedo ver su cara desencajada y sus ojos muy abiertos cuando el avanza hacia ella, ¡Lárgate, por favor! Le grita, nos grita, nos suplica... Un chasquido, un estruendo, calor, olor a pólvora y sangre, perdí mi sentido de orientación, no se donde estoy pero suplico por no estar en ella, miro hacia atrás, todo ha terminado, finalmente me usó para lo que quería, no amarrarse a una sola mujer.

El ha muerto, se suicidó, lo maté.

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